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Uno de los grandes desafíos que trajo la llegada de la modernidad occidental ha sido evaluar el papel que en ella juega el fenómeno religioso. En su versión más clásica se comprendía que con la expansión de la racionalidad técnica e ilustrada todas aquellas instituciones ancladas en un régimen tradicional comenzarían a replegarse. La religión, como hilo conductor que daba coherencia y sentido a la existencia social, perdería protagonismo en la medida que cada ámbito de la vida se desarrollaría con creciente autonomía. La política, la economía y la cultura, comenzarían un desarrollo en acuerdo con su propia racionalidad interna, sin requerir del designio de los dioses o la interpretación que hicieran de ellos un cuerpo de especialistas religiosos. De esta forma la satisfacción de las necesidades de los individuos serían progresivamente cubiertas por otros medios y el campo de acción de la religión se reduciría al punto de desaparecer.

 

Esta visión clásica de la llamada secularización de la sociedad ha sido progresivamente matizada ante la evidencia de un mundo que se resiste al fin de la religión. Si bien es posible observar en las últimas décadas una pérdida de compromiso de los fieles con las prácticas e instituciones religiosas tradicionales, también hemos sido testigos de un florecimiento del pluralismo religioso que trae nuevas y flexibles formas de vivir la fe. De igual manera las transformaciones que cataliza la globalización han instaurado nuevas formas en las que se vincula la religión con la política y la economía. Todo lo anterior ha llevado a algunos investigadores a plantear que nos encontraríamos frente a un proceso de mutación o vuelta de lo religioso en los tiempos que corren.

 

No obstante, a pesar de la complejidad e importancia de las transformaciones descritas, el fenómeno religioso no representa un lugar de interés central dentro del desarrollo actual de las ciencias sociales y humanidades en nuestro país. Aun cuando constituye la temática central de los clásicos antropológicos y sociológicos, lo cierto es que el discurso de la secularización tuvo un impacto poderoso en el devenir de las disciplinas. Es por ello que el presente evento pretende constituirse como una instancia de análisis y encuentro entre distintas miradas que observan el hecho religioso en la actualidad. Solo mediante este ejercicio es posible generar una panorámica que contribuya a visualizar y poner en valor los distintos aportes realizados por investigadores y académicos latinoamericanos.

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